TEORÍA DE PIKLER 


El pensamiento de Pikler tiene como base la confianza y respeto al niño, considerándole una persona desde el nacimiento, una persona que es parte activa de su propia evolución, una evolución que se basa en la actividad y en la autonomía. Emmi Pikler confía en el niño, en la capacidad innata y social del aprendizaje de los recién nacidos y de los bebés, cree en su capacidad de desarrollo autónomo y busca favorecerlo respetando su iniciativa, en el proceso de evolución de sus movimientos, en la manifestación de su desarrollo psíquico, en su juego, en su pensamiento y en su comunicación con los demás.

Cuando el niño actúa por su propia iniciativa e interés, aprende y adquiere capacidades y conocimientos mucho más sólidos que si se intenta inculcarle desde el exterior estos mismos aprendizajes. Sus planteamientos parten del convencimiento de que el niño que aprende a moverse  y a andar por sus propios tanteos y experiencias sin recibir soluciones pre-elaboradas y sin que el adulto interfiera en sus exploraciones, progresa y adquiere conocimientos de una naturaleza distinta, mucho más sólida que el niño protegido o enseñado a moverse y a alcanzar los niveles de desarrollo que los adultos consideran adecuados.

En la metodología Pikler, el adulto debe adoptar un rol diferente en su relación con el niño, apoyando su actuación en la observación directa, la comunicación verbal, el afecto y la estimulación indirecta. La intervención del adulto sobre los movimientos del niño podría resultar perjudicial para su desarrollo autónomo, por ello, hay que evitar meter prisa al niño, actuando con paciencia y convirtiendo esta nueva forma de actuación en la vía principal para que el niño se sienta libre, y comience a crear un vínculo con el adulto que le permita actuar con total espontaneidad.
El adulto deberá proporcionar al niño ropa cómoda que facilite su movilidad y espacios amplios que puedan permitirle desplazarse y moverse sin limitaciones.
La etapa comprendida entre los 0-3 años, es una etapa de cambios acelerados en distintos ámbitos del desarrollo infantil (cognitivo, afectivo, social y motor) que asentarán la base de todo el desarrollo posterior del niño. Si permitimos que desde esta etapa comience a experimentar por sí sólo, se sentirá libre y esto le llevará a adoptar una actitud positiva pero sobretodo, activa, llevándole a aprender a partir de su propios movimientos autónomos, de sus logros y también de sus errores y fracasos.
El desarrollo del niño durante la etapa infantil adoptará un ritmo diferente en cada caso, por este motivo, no debemos alarmarnos si detectamos un desarrollo más tardío. Respeta su ritmo de desarrollo individual e intenta ofrecerle todas las posibilidades para que despierte y desarrolle su propia autonomía.
Y para que podáis ver y comprobar la eficacia del método Pikler, os dejo un vídeo en el que podréis ver al niño actuar y moverse con total libertad sin la ayuda del adulto, consiguiendo grandes avances en su desarrollo.

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